El robot de carne y hueso

El robot de carne y hueso
El robot de carne y hueso apela a una nueva conciencia de renovación interior, basada en los cambios que la era del cerebro nuevo ofrece. El desarrollo tecnológico ha avanzado tanto, que se adentró en la ciencia ficción, para socavar nuestro origen espiritual, manifiesto en paciencia, misericordia y amor. El fenómeno tecnológico nos ha envuelto en un acelerado mundo de poderes estratégicos, para la manipulación de la mente comercial e insustancial. Logró que pasáramos, inadvertidamente, a ser robots de carne y hueso. El abrupto aceleramiento de la reingeniería humana nos toma por sorpresa, para enfrentar una crisis mundial no solo de salud, daño económico, moral y ético, sino también de pérdida irreparable de seres humanos aislados del contacto social. La revolución del COVID-19 es la alerta del peligro que nos acecha, cobijados por la sombra del miedo. La propuesta de Connie Selvaggi es incrementar nuestro conocimiento de forma masiva, anticiparnos al riesgo que amenaza nuestros derechos fundamentales y prevenir grandes abusos contra la raza humana, diseñados en el plan del gran reinicio que proponen las esferas del poder. De acuerdo con investigaciones rigurosas en avances tecnológicos, científicos y del comportamiento humano, esta obra plantea asuntos que desafían la intención de un pensamiento obligatorio; el control de la mente; el desarrollo tecnológico sin conciencia, que no mide sus consecuencias; y la influencia de los androides sexuales en la extinción de valores. Connie enfoca su atención en el potencial poderoso que tenemos para entender y aprovechar los beneficios de una tecnología con conciencia; destaca fascinantes avances de la neurociencia en salud mental, sin perder el respeto por la vida. Concibe que esta no es la época de la conquista, sino que el control del pensamiento y la domesticación del alma son todavía nuestros. Las fuerzas sobrenaturales son más poderosas que las intenciones de los amos del poder. Con un despertar de conciencias masivo, recuperaríamos la ética, la fe, la esperanza y el amor, los cuales los ordenadores cerebrales o la ingeniería robótica no pueden, ni podrán, ofrecer.


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